domingo, 17 de junio de 2007

estación olvido



Desandando la estación sin girar la cabeza. Mi viaje ha terminado. El hierro pasado no mueve molinos de viento. El hotel de los prodigios ha cerrado sus puertas. Ya no me busques.

Dejaste mís lágrimas embarradas en jarrones con flores márchitas. Abandonaste el huerto y la semilla germinada ha muerto.

Ya no me esperes en las cafeterías ni te atragantes con bocadillos helados. No tomes el zumo de melocotón que te empapa los labios. Yo seguiré invirtiendo la botella. Seguirá mi copa derramándose.


Los ferrocarriles no pueden retroceder por el mismo sendero. Ahora el panorama ha girado. Las locomotoras no soportan ángulos insospechados de 180º.

El alcohol que me entumece no rebasa el límite permitido. A un peatón que ya no coge trenes desandando la noche no le requieren en los controles de alcoholemia. Te advertí que el billete sólo era de ida. La vuelta tiene el precio señalado.

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